Olvido por momentos
los mares de sangre,
los ciclos de almas
que vienen y van
Nieblas desde el río
trepan mi ventana
empañando sueños
de inmortalidad
y voy reaccionando...
Cuando acaba el día
ya no hay más abrazos
ni risas de otros
ni cuerpos a amar
tan sólo una sombra
tendida en el piso,
mis manos,
mis obras,
y mi soledad
c e x i l i a
v o l c á n
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